miércoles, 10 de febrero de 2010

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cuando vinieron ellos
encontraron pueblos organizados

por eso les costó la conquista
por eso quisieron destruir nuestras culturas,
nuestras formas de gobierno,
nuestras lenguas

su organización era una:

la encomienda

cipitío.



Sobre los elementos fundamentales de la democracia. II.

La Organización.



Una vista hacia el cielo en una noche de verano sin luna nos puede mostrar lo bello del firmamento. Una velada en la playa, con luna llena, nos puede mostrar lo bello del océano. No hay caos ahí, sólo movimiento.

Giran los electrones alrededor del núcleo, y los átomos se unen para formar moléculas. De esa forma el caos inicial va tomando forma más ordenada, gracias a la organización de la materia.

¿Cómo se puede aplicar ese conocimiento a la vida de los pueblos?

Supongamos por un instante que el desarrollo de la sociedad se puede comparar a un vehículo en marcha, y supongamos que por las razones que sean ese vehículo se ha atascado en un camino difícil. ¿Cómo lo sacamos adelante?

Alguién dirá con mucho acierto, "empujándolo" y tendrá mucha razón al hacerlo, pero ¿será que es tan así de fácil?

En primer lugar, si bien es cierto que la unión hace la fuerza, también es cierto que para que esa fuerza sea más efectiva y eficiente, dicha fuerza debe aplicarse en la misma dirección y al mismo tiempo, de lo contrario todo intento será un gasto innecesario de esfuerzo.

Y así, de la misma forma que un electrón no gira alrededor del núcleo de manera antojadiza sino obedeciendo leyes definidas; de esa misma forma para mover el vehículo de la sociedad, todos los individuos deben participar con un objetivo común, de manera que el movimiento sea menos difícil.

Ese es el producto de la organización y por ende ese elemento se convierte en uno de los pilares fundamentales de la democracia. Sin organización no hay expresión genuina de los elementos que componen los distintos sectores de la sociedad. Sin organización, las móleculas de agua pueden convertirse en vapor y ejercer presión en todas direcciones sin necesariamente apuntar hacia ningún lado. Sin organización, el pueblo está desunido, desubicado, en un estado de caos, y se convierte en presa fácil de sus enemigos.

Es la organización tan importante, que no se puede concebir la miel de las abejas sin el trabajo organizado de las mismas; como no se puede concevir tampoco un cambio social sin la participación ordenada del pueblo.

Es por eso que cuando se dice que: "la unión hace la fuerza", es porque se está pensando en una unión organizada de tal manera que esa fuerza empuja hacia la misma dirección y al unísono. Quien no lo haga de esa forma, es porque se opone al movimiento del conjunto ya sea porque se beneficia de que el vehículo esté atascado, o porque no ha entendido las leyes del desarrollo de la sociedad.

Cuando los pueblos se organizan y alinean sus fuerzas hacia una dirección determinada y empiezan a empujar, es cuando se conoce si los gobiernos de turno son consecuentes con ese pueblo o si sólo pretenden serlo. Es por ello, que todos aquellos gobiernos que se pregonan así mismos como modelos de democracia deben desarrollar y fortalecer las organizaciones populares. De no hacerlo así, el pregón de ser un gobierno democrático se vuelve en demagogia barata.

Sin la organización del pueblo no se puede concevir la democracia, porque es a través de la existencia de las distintas organizaciones populares que el pueblo se expresa. Y para que se alcancen los más altos niveles de organización, éstas se deben unir de acuerdo a los intereses comunes que persiguen. Por eso en una democracia no deben faltar la representación de sectores como el de los estudiantes, de las mujeres, de los maestros, de los obreros, de los campesinos, etc.

Hay individuos que creen que los cambios se pueden lograr sin la necesidad de organizar al pueblo, y puede ser que en algunos casos lo logren, pero esos cambios no son duraderos puesto que no hay un pueblo que respalde esos cambios ni que los defienda. El caso de Honduras puede ilustrar bien esto, por cuanto ahí, el intento de organizar al pueblo se dió después de los cambios propuestos. No se puede castigar así al pueblo, se le debe organizar primero.

dago.