sábado, 13 de febrero de 2010

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nuestros abuelos vieron las estrellas
leyeron la sabiduría que traen los vientos,
la que proviene de los manantiales,
la que se obtiene de observar a los animales

y con todos esos elementos
crearon calendarios,
supieron del tiempo de siembra y cosecha,
y sus abecedarios

cipitío.


Sobre los elementos fundamentales de la democracia. III.

La Educación.



Hablaba de los elementos fundamentales de la democracia y mencionaba la organización del pueblo como uno de ellos. En esta ocasión, y continuando con la propuesta, diré que la educación es el segundo elemento del triángulo que sostiene la democracia.

Había mencionado en el envío anterior que "la unión hace la fuerza" y hacía la aclaración de que para que eso sea cierto, dicha fuerza debe ser aplicada en la misma dirección y en el mismo instante de tiempo. ¿Estamos de acuerdo?

Decía en esa oportunidad que si un vehículo se quedaba atascado en el camino, una manera de volver a ponerlo en marcha era empujándolo de la forma descrita. Pero, detengámonos aquí por un momento. Si encontrar a los inviduos adecuados para que empujen el vehículo y ponerlos de acuerdo para que lo hagan presupone cierto nivel de organización básica (al menos se necesita del uso del lenguaje, de la persuación, etcétera), el que lo hagan de la manera más efectiva y eficiente demanda cierto nivel de educación.

Supongamos el caso extremo de una expedición en el Amazonas, cuyo vehículo no responde más. Y supongamos que esos expedicionarios solicitan ayuda de una de las tribus aborígenes de ese lugar, quienes jamás han visto un vehículo de esa naturaleza. ¿Se esperaría que dichos aborígenes supieran como, cuando y donde empujar el vehículo atascado? Pudiera ser que esos aborígenes tuvieran toda la voluntad de colaborar en la empresa que se les presenta, pero por más voluntad, carecen del conocimiento necesario de como funciona un vehículo que lo más seguro es que se agoten antes de moverlo ni tan siquiera un centímetro.

Es decir que la organización no es suficiente para mover a la sociedad en la dirección que se desee hacerlo, es necesario también que dicha sociedad esté educada en los problemas que la afectan y que tenga una idea de abordar las posibles soluciones.

La educación política del pueblo es fundamental en la creación y fortalecimiento de la democracia, quizás por eso es que los pueblos latinoamericanos hemos sido castigados con tanta ignorancia.

Un pueblo educado políticamente es dificil de engañar porque entiende que las distintas fuerzas políticas de una sociedad responden a intereses económicos bien definidos. Un pueblo educado políticamente comprende que no existe esa "bondad" de la gran empresa, porque esta última tiene como su objetivo primordial el maximizar las ganancias y reducir los costos; y comprende también que reducir los costos significa desempleo en muchas de las veces. Un pueblo educado políticamente comprende que pueden haber individuos que son "buena gente" tanto en la izquierda como en la derecha, pero que ya dentro de su grupo social esos individuos responden a una conciencia de clase que los mueve en una dirección determinada.

Organizar por organizar no tiene sentido porque no se trata de sumar números nada más. Se organiza para educar, se organiza para concientizar. Se organiza y se educa para preparar a las masas a dar ese salto de calidad que las llevará de ser una masa amorfa, a una masa viva y conciente de su realidad.

Cuando el carro de la sociedad se atasca, los individuos organizados y educados saben cuando, donde y como, usar sus fuerzas para volver a mover ese carro de la manera más eficiente y eficaz. Se podrá invertir un poco de tiempo en estudiar el terreno y las circunstancias específicas del problema, pero el sólo hecho de haber satisfecho esos dos elementos fundamentales necesarios en su desarrollo social, lo hacen más fuerte y tenaz.

La educación política, además de brindar el conocimiento más cercano a los problemas sociales, también va dando la cohesión política necesaria entre sus miembros. Surgirán problemas de entendimiento, de interpretación, pero el mismo mecanismo de la educación posibilita la discusión amplia y serena de las distintas alternativas de solución que beneficien a la sociedad.

La escalera de la educación, en este caso política, va permitiendo ver desde una perspectiva más amplia la problemática de la sociedad en su conjunto, se tiene una visión más clara aunque no completa, se consideran los factores más relevantes, y se posponen aquellos que inciden menos. En el transcurso, se va descubriendo que existe una fuente inagotable de conocimientos por adquirir, porque con la solución de los primeros problemas van apareciendo otros que antes pasaban desapercibidos.

A la par del desarrollo de la educación política para entender y emprender la solución de los problemas que aquejan a la sociedad, se hace necesaria también la educación moral de los individuos que componen la misma. No se puede pensar que un nuevo modelo económico se puede hacer sobre la base de las costumbres o valores morales caducos. Es menester que un nuevo modelo económico venga acompañado de valores morales que lo sostengan, de lo contrario ese modelo se cae, y el intento es vano y perecedero. Baste recordar a Monseñor Romero en su Epifanía del 7 de Enero de 1979: "¿De qué serviría cambiar estructuras, cambiar modos de gobernar, cambiar modos de organización política, si los hombres que van a manejar esas estructuras siempre llevan la podredumbre en su corazón? ¿De qué servirá un cambio de situación social si los que vamos a vivir en esas estructuras no nos renovamos por dentro a ser más justos, más hermanos, más nuevos?".

De todo lo anterior se deriva que la educación es el segundo elemento fundamental de la democracia.

dago.

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