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Mi nombre es ..., no importa. No importa como me llame, no se lo que significa mi nombre; y al igual que muchas personas, tengo curiosidad por saberlo. Es curioso. Todos tenemos un nombre, o dos, algunos hasta tres; y no todos sabemos el significado de esos nombres que llevamos encima.
Afortunada en ese sentido es quien se llama Esperanza, o Consuelo, o quien en las derrotas que le da la vida se olvida que se llama Victoria. Desafortunadas y desafortunados los que llevan nombres como: Patricia, Carmelo, Sandra, Dagoberto. Estos tienen que rebuscarse para encontrar el significado de su nombre de pila. Puede ser que nunca lo encuentren, o que en su búsqueda encuentren un libraco con significados bonitos y los adopten, no por la veracidad de los mismos, mas por lo bello que dicen.
Quienes a través de la historia han tenido la oportunidad de darle un significado personal a su nombre, han tenido que recurrir a adjetivos tales como: grande, sabio, bueno. Los pueblos también bautizan a muchos de esos personajes históricos, y dependiendo de las características del sujeto, se han llegado a conocer como: el déspota, el carnicero, el loco, etc.
Aún asi, muchos nombres dejan a sus dueños sumidos en el misterio. ¿Qué significa ese nombre que recibimos a los días de haber nacido? ¿Qué significado tuvieron para nuestros padres? Si es que tuvieron alguno. O sólo se dejaron llevar por el sonido melodioso del nombre, o por la combinación rítmica de dos nombres, o por los nombres de los abuelos o de las abuelas, o por la existencia de una persona importante en la vida de ellos y fuimos congratulados con un nombre en señal de agradecimiento a un desconocido para nosotros.
El que tengamos curiosidad por el significado de nuestros nombres, es algo natural en los seres humanos. Cualquier mono se llama mono, porque los seres humanos hemos bautizado con ese nombre a los que pertenecen a esa especie. Ellos entre sí, pueden llamarse de forma diferente, si es que entre los chillidos que ellos producen existe alguna combinación de sonidos que identifique a algun miembro en particular. De lo contrario, ninguno de ellos tendrá nombre, y vivirán felices al no tener que dedicarle tiempo a otra de las tantas actividades que consumen el tiempo de los humanos.
Pero resulta que los nombres personales no han surgido de la nada, y como todo tienen un origen y una explicación aceptable del porque son como son. Ellos también siguen de cerca el desarrollo evolutivo del ser humano. Supongamos que varias parejas se encuentran en una nave espacial con destino a la conquista de nuevos mundos (pude haber dicho que se encuentra en una isla abandonada del Pacífico, pero al ubicar ese lugar en la Tierra misma, se tendría la tendencia a repetir los nombres ya gastados). Y supongamos que en la soledad de ese viaje, algunas de las mujeres de la tripulación quedan embarazadas. Justo cuando la primera entra en la fase de los dolores de parto, la nave aterriza en un planeta lejano.
La suerte de los expedicionarios es incierta, la sozobra es constante, la falta de alimentos es apremiante. Nace la primera niña. Habrá que ponerle nombre. A millones de años luz del planeta de sus padres esa criatura llora por un nombre. Se llamará ... ¿Cómo su abuela en recuerdo a la progenitora de la madre? ¿Se llamará Yesenia porque suena bonito aunque no se sepa que significado tiene ese nombre? O se llamará ... con algún nombre que tenga un significado profundo para los expedicionarios.
Cuando Cristobal Colón llegó al Nuevo Continente, le puso indios a todos los habitantes que encontró a su paso. No le importó sus nombres individuales, sólo dijo de ellos que eran mansos y que tenían buena contextura física. ¿Qué le iba a preocupar a Don Cristobal si el indio que se cortó la mano al tocar el filo de la espada se llamaba "Imprudente" o "Ingenuo"? O si la india, que se enamoró de las cuentas de vidrio que los españoles le mostraron, se llamaba "Malicia". ¿Qué le pudo importar a Don Pedro de Alvarado el nombre del indio que le encogió la pierna con una flecha? Ese indio se pudo llamar "Flecha Certera", o se pudo cambiar el nombre luego de aquel evento a otro similar como "Encoge Piernas".
Fuera como se llamaran los primeros habitantes del Continente Americano, tuvieron una ventaja sobre nosotros: sabían como se llamaban y porque se llamaban así. Sus nombres tenían mucho significado tanto para ellos mismos, como para el grupo social al que ellos pertenecían. Es posible que algún indio se haya llamado "Coyol Quebrado" y que otro fuera conocido por "Coyol Comido". También es posible que hayan abundado nombres como "Rugido de Jaguar", o "Venado Veloz". Lo más maravilloso de todo esto es pensar que dentro de la pureza que tenía esa raza de aborígenes, hayan existido indias tan bellas que sus nombres hayan inspirado nombres como "Vuelo de Mariposa", "Brillo de Luna", "Flor de Pradera", "Sonrisa Eterna".
Nuestros expedicionarios, esos que se encuentran a millones de años luz de nuestro planeta Tierra, tendrán que buscar nuevos nombres, que den significado a esa realidad que ahora ellos enfrentan. Algunos de esos nombres se irán transmitiendo de generación en generación hasta que el significado original vaya perdiendo valor y presencia. Si existe alguna especia parecida a los humanos y que el lenguaje pueda ser entendible entre ambas especies, puede ser que resulten nombres mezclados o que se copien los nombres de una especie y se apliquen en la otra. Esto no sería raro. Nos pasó a nosotros.
Nacimos en el Nuevo Continente, pero muchos de nosotros cargamos nombres que provienen de lo más viejo del Viejo Continente. Aqui, abundan las Marías y los José y una serie de derivados de esos nombres; tanto así que un hombre puede ser Mario y una mujer puede ser Josefa. Sin embargo, aquellos nombres hermosos como Xochitl (Flor), o Metztli (Luna) que para los nativos de este lado del Atlántico tenían un significado específico, apenas si sobrevivieron la batalla de la cruz y de la espada en contra de la desnudez del alma.
